La crisis ha hecho mella en cada ámbito de los negocios. Para intentar mejorar el rendimiento y reducir los costes y la energía, se han desarrollado propuestas tan llamativas como la siguiente.
El ayuntamiento de Redditch, en Reino Unido, ha planteado la posibilidad de calentar una piscina pública cubierta utilizando el calor que desprende un crematorio adyacente, desatando la polémica.
La medida ecológica, que pretende ahorrar energía y casi 20,000 euros al año según los responsables de la propuesta, genera debate ya que muchos la consideran "grotesca e insensible".
Mediante unas tuberías que conectarían la instalación deportiva con el crematorio, el calor desprendido por el horno cercano desembocaría en los conductos calentadores del agua.
La disyuntiva entre una propuesta factible pero de ética cuestionable está dividiendo a los grupos religiosos, las empresas funerarias, los encargados del proyecto y el público. La alcaldesa, Carole Gandy, en una entrevista al periódico británico "The Guardian", declaró que, a pesar de ser sólo una propuesta por el momento, la idea es muy positiva, ya que además de mejorar el rendimiento de la piscina, no cambiará para nada los servicios prestados por la funeraria.
Sin embargo, Roger McKenzie, el secretario de Unison (el grupo sindical más grande del país), ha considerado la propuesta como un "insulto a los residentes por agredir la conciencia ética y espiritual" y ha exigido que la idea se descarte inmediatamente.
Simon Thomas, director de una funeraria local, también se ha declarado en contra: "No entiendo cómo la gente se puede sentir cómoda nadando en una piscina que se calienta con la muerte de un ser querido. Creo que es extraño". Pero, pese a todas las declaraciones, la controversia parece que seguirá en el aire, ya que la consulta a los ciudadanos y el debate se llevarán a cabo el próximo mes de febrero.
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